Séneca, filósofo y referente del estoicismo: “No hay que desear contrariedades en la vida, pero sí el coraje para soportarlas”
El gran filósofo estoico nos enseña que, si bien no son deseables las dificultades, lo que hemos de cultivar es la virtud que nos permite afrontarlas con entereza. Esa capacidad se aprende.
Pablo Cubí del Amo
El estoicismo es una de las escuelas filosóficas más incomprendidas y analizadas superficialmente. El estoicismo no es un culto al sufrimiento. No es aquel que aguanta cualquier golpe de la vida como un mástil ante la tormenta, esperando que no nos rompa. El estoicismo hace un planteamiento mucho más inteligente.
En años recientes han ido apareciendo figuras que reivindican el legado estoico, precisamente a la vista de los buenos consejos que nos aportan ante los retos de la vida contemporánea. Parece si aquellos grandes pensadores al principio de nuestra era ya vislumbraran nuestro presente.
O quizá es simplemente que los retos a los que se enfrentaron han sido los mismos a los que se ha enfrentado la humanidad a lo largo de la historia. A nadie en su sano juicio se le ocurre pedir desgracias. Sin embargo, todos las vivimos. La vida, toda vida, es un fluir de aciertos y contrariedades. Momentos buenos y malos.
Y sobre ellos escribió Séneca, uno de los pilares del estoicismo. Vivió en el siglo I de nuestra era. Este escritor dramaturgo y hombre de Estado en el imperio romano (fue consejero de Nerón) nos dejó una especie de manual de vida y una frase que ha hecho fortuna: “No hay que desear contrariedades en la vida, pero sí el coraje para soportarlas.”
No hemos de huir de la realidad
La frase como tal no es exacta. Es una recreación a partir de las ideas que expresa en sus Cartas a Lucilio. En ellas le confiesa que no está “tan loco como para desear la enfermedad o la guerra”, pero que, si llegan, desea afrontarlas con valentía y dignidad. Dicho en lenguaje de hoy: no pidas problemas, pero trabaja tu carácter para que, cuando vengan, no te rompan por dentro.
La idea estoica que defiende Séneca se puede resumir en tres pasos muy sencillos. Veámoslos puesto en la actualidad:
Distingue lo que puedes controlar de lo que no. No puedes decidir si habrá una crisis económica, pero sí cómo gestionas tu consumo, tu formación o tu apoyo a otros.
Acepta la realidad que no depende de ti. Aceptar no es rendirse, es dejar de pelear contra lo que no puedes cambiar. No gastes energía inútil en eso.
Concéntrate en responder con virtud. Es decir, con justicia, coraje, templanza e inteligencia. Incluso en momentos malos.
La virtud para Séneca no está en buscar el dolor, sino en no dejar que el dolor te convierta en alguien mezquino, cobarde o cruel.





